Las hadas, ¿una raza que desaparece?
1-Las hadas, ¿una raza que desaparece?
Parece que, en las tradiciones mejor conservadas de los pueblos, el hada pasaba por ser una entidad o deidad menor. La gente le ofrecía ofrendas en busca de consejo y protección. Conseguir esta información en lugares donde la tradición aún está viva tiene un valor incalculable. Ya sea para los amantes de la historia, de la antropología, y por qué no, para los creyentes de la vieja religión, estas historias constituyen un patrimonio digno de elogiar.
Como hemos visto hasta ahora, las hadas parecen poseer poderes más allá de toda comprensión. Produce cierta perplejidad que necesiten constantemente nuestra ayuda, aun contando con tan majestuosos poderes. ¿Por qué necesitaría de un humano alguien inmortal y con tan poderosos dones?
Las viejas leyendas dejan constancia de una realidad terrible en torno a las hadas. Las hadas tienen fabulosos poderes, pero padecen una debilidad congénita[1]. Según las viejas tradiciones, las hadas son físicamente débiles y escuálidas. Tan escuálidos son sus cuerpos maltrechos, que o bien no pueden cuidar de sus hijos[2] o bien nos necesitan para tenerlos.
Esta es la razón que esgrimen algunos para tratar de entender la extraña costumbre que tienen las hadas de robar niños. Según se cuenta, aprovechan el despiste de las madres humanas para intercambiar sus débiles vástagos por el de la mujer humana. Al cabo de un tiempo (unos meses o años dependiendo la leyenda), el hada aparece para recobrar a su hijo y devuelve el infante humano.
Tampoco podemos obviar el hecho de que, en multitud de ocasiones, las sirenas, las llamadas hadas del mar, seduzcan a marineros jóvenes para aparearse. El acto sexual en ocasiones no es voluntario para el ser humano, pues a este se le embotan los sentidos preso de un hechizo, o directamente es agredido sexualmente por la fatal criatura.
Se ha dicho también que las hadas y otros seres mágicos se alimentan de nuestra energía vital o, más concretamente, de nuestra fe o confianza en ellos. Es una forma poética de esa oración tan manida que hemos escuchado en alguna ocasión: “Cada vez que alguien deja de creer en las hadas, muere una de ellas”.
Pues bien, ya sea por un defecto endémico que afecta su ciclo reproductivo o por ir progresivamente perdiendo su mundo en favor de los humanos, lo cierto es que cada vez se ven menos hadas. No quiere decir que los encuentros hayan desaparecido, pero bien es cierto que, con el tiempo, las áreas en que antes se podía escuchar su música y ver su luz ahora restan en silencio…
y tú, ¿Qué opinas querido lector? ¿Las hadas han muerto?
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3-Bibliografía
[1] «En el caso concreto del rapto de bebés humanos, se han barajado dos posibles teorías, a cual más variopinta, pero en las que tantos argumentos hay a favor como en contra para considerarlas aceptables. La primera de ellas dice que se trata de una raza en clara decadencia genética y por eso sus visibles manifestaciones cada vez son menores». Callejo, Jesús, op. cit. pág. 74.
[2] «Las hadas se aprovechan de la inteligencia y la fuerza de los seres humanos, lo que da lugar a ocasionales interacciones en su mundo: efectuando secuestros de comadronas para que les ayuden en difíciles partos “feéricos” o para amamantar a sus recién nacidos que, por lo general, son débiles y enclenques». Callejo, Jesús, op. cit. pág. 74.