Los Sumpall
LOS SUMPALL. SERES DE LAS AGUAS DE LA MITOLOGÍA MAPUCHE
Imagen de : Anne Stokes
Los antiguos mapuches creían en unas enigmáticas criaturas acuáticas con terribles poderes. Semejantes a otros seres mitológicos de otros lugares del globo como los yacuruna o a las xanas ibéricas, tienen una voz melodiosa que hechiza a cuantos la oyen y, presa del embrujo, se acercan incautos a estas entidades. Las leyendas hablan de seres mitad humano y mitad pez que raptan a los seres humanos ahogandolos cuando los llevan a sus lujosos palacios.
Tras ese episodio, los “capturados” se convierten también en Sumpall. Los ahogados eran frecuentemente niñas, que según la leyenda a veces volvían cargadas de frutos marinos y pescados, a consolar a sus padres y pedirles que no lloren. La Sumpall femenina en algunas ocasiones puede dar un pago a la madre del hombre que ella ama, pero el hecho sería contrario a lo común en la tradición Mapuche. También se dice que los sumpall masculinos fecundan a las mujeres que van a las orillas de los ríos solas.
También hemos podido recuperar una antigua leyenda de los sumpall. Esperamos que os guste:
Hace mucho tiempo, cuando yo todavía vivía en el campo, siempre escuchaba
conversar a mis mayores, reunidos por las noches a orillas del fuego dentro de la
casa.
Una vez, así conversaron ellos. Desapareció, cuentan, un atardecer una hermosa muchacha soltera que andaba a orillas del mar. Entonces, los parientes, el padre, la madre, los hermanos y hermanas y los vecinos, todos salieron, cuentan a buscar por todas partes, pero por donde sea (que fueron) de nuevo nunca la vieron ellos, cuentan, a la pequeña, hermosa muchacha soltera desaparecida.
Entonces, así dijeron ellos, cuentan, «con seguridad se ha ahogado en el mar la pobre niñita»; entonces hasta ahí no más la buscaron, cuentan. Entonces, cuando ya hubo transcurrido largo tiempo, un día estaba sola, cuentan, en la casa la mujer dueña (o sea, la madre) de la desaparecida hermosa muchacha soltera, hija (suya).
Ese día estaba muy triste, cuentan, la dueña de la hija (es decir, la madre). Entonces, pasado el día, llegó de repente cuentan, a la casa la muchacha soltera queestaba desaparecida, pero se había transformado, cuentan en (persona de) cabellos muy largos; hasta los pies llegaban sus largos cabellos. Entonces la mujer dueña de la hija mucho se asustó, cuentan, cuando recién la vio a su hija, pero ésta así le dijo cuentan, «¡mamita! ¡no te asustes! ¿yo acaso no (soy) tu hija desaparecida?».
Entonces, la dueña de la hija le dijo así, cuentan, ella a su vez «¡(qué) bien está que hayas llegado! volveremos a estar aquí todos en uno»
Pero la muchacha soltera así dijo cuentan «no volveré a estar aquí; ya en gente foránea me he transformado; me he transformado en sumpall; y como marido tengo a un joven hombre sumpall; él me tiene como mujer; por eso siempre estaré después de eso bajo las aguas del mar; allí están mi marido, mi suegro, mi suegra, mis cuñados y mis cuñadas; ellos mucho me quieren; un rato no más se me ha dado recién
para que tú seas vista por mí acá y tú seas hecha saber por mí acá que sigo estando viva».
Pero además así le dijo ella acá «habrá mafün para ustedes; en el día señalado completamente preparados han de estar ustedes; háganselo saber a sus vecinos; cuando llegue el día señalado, irán ustedes todos a la orilla del mar; ahí estarán esperando allá ustedes; entonces les serán sacados hacia acá muchos animales de las aguas, para que todos sean de ustedes».
Enponcas( po`o (esto) después de haber(le) dicho así a su madre, además le dijo así, cuentan «no estén tristes ustedes por mí; ya sabes que yo sigo estando viva». Entonces le dijo adiós, cuentan, a su madre y ambas lloraron las dos, cuentan. Apresuradamente se fue de vuelta ella cuentan y entró allá, cuentan dentro en el medio del mar.
Entonces la dueña de la hija se lo hizo saber a toda la gente que seguía estando viva su joven hija soltera y que había sido tomada como mujer por un sumpall; también se lo hizo saber, cuentan, que habría mafün para ellos. Entonces, cuando llegó el día, todos estaban esperando allá, cuentan, a la orilla del mar. Entonces, (algo) como un gran remolino de agua salió hacia acá, cuentan.
Entonces llegó, cuentan, a la orilla del arenal (o sea, de la playa); entonces dejó sacados empujándolos hacia acá, cuentan muchos (y) variados peces. Entonces, todos ellos recogieron (peces) cuentan. Esta historia narraban acá, cuentan, los costinos (literalmente «la gente del mar») que andaban vendiendo cochayuyo acá en la tierra donde entonces residían mis mayores. Entonces siempre así decían ellos: «los sumpall con toda seguridad han de ser igual a la gente; por eso, sin duda, la tomó por mujer (el sumpall) a la muchacha soltera
»; y ese día en que se les haría mafün a los parientes, les pareció a ellos ver debajo de las grandes olas del mar andar mucha gente.
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SÁNCHEZ CORREA,Elena El relato mapuche como elemento
para promover la comprensión lectora
y la convivencia intercultural Didáctica (Lengua y Literatura) ISSN: 1130-0531
2007, vol. 19 257-277